La psicología de los tonos es más poderosa de lo que crees.
Cuando piensas en los colores rojo y amarillo, probablemente no tardarás en empezar a querer un Big Mac o un cubo de KFC.
No es una coincidencia que tantos restaurantes de comida rápida apliquen esta combinación de colores en sus respectivas marcas.
Según la experta en color Karen Haller, hay una lógica común en el trabajo que explica por qué tantos restaurantes de comida rápida eligen un tema amarillo y rojo.
Rojo, Haller escribe en su sitio web, provoca estimulación, apetito y hambre, y atrae la atención, mientras que el amarillo nos hace sentir felices y amistosos.
‘Cuando combinas rojo y amarillo’, explica, ‘estás dando a entender velocidad, rapidez’. ¿Te suena Flash, el superhéroe de DC? ¿O Rayo McQueen, de ‘Cars’?
No hay que olvidarse que el amarillo es también el color más visible en la noche, para que puedas ver los arcos dorados cuando estás conduciendo aunque fuera esté oscuro.
Una buena marca hace que los cerebros de sus clientes se iluminen
Estudios de imágenes cerebrales han demostrado que una marca fuerte y desarrollada influye en la lealtad de los clientes.
Básicamente, cuando se muestra el logo correcto, las partes de nuestro cerebro asociadas a la autoidentificación, la emoción positiva y la recompensa brillarán en una máquina de resonancia magnética.
Por lo tanto, las empresas a menudo se toman muy en serio el desarrollo del logotipo adecuado, empezando por la selección del color adecuado.
El color es uno de los primeros mensajes que una marca comunica a sus clientes a través de la publicidad, el branding y el diseño del producto (casi siempre sin que nos demos cuenta).
Tomamos entre el 62% y 90% de nuestras decisiones sobre un producto basándonos sólo en el color, según un estudio de 2006.
Y cuanto más lo piensas, más sentido tiene.
Piensa en una empresa que centra su marca en torno a la sostenibilidad o el respeto al medio ambiente, por ejemplo, como The Body Shop. Casi todos usan un esquema de colores enfocados en el verde.
Y no hay coincidencia en que las empresas que pretenden proyectar minimalismo -como Apple y The White Company- opten por el blanco.
Hay un consenso general en que los tonos brillantes (rojos, naranjas y amarillos) crean una sensación de calor; el azul nos hace sentir frescos y tranquilos, mientras que los verdes alientan el pensamiento creativo; el rojo estimula y energiza y el amarillo nos hace felices.
Un estudio (en inglés), por ejemplo, encontró que el color de las píldoras afecta a la eficacia que pensamos que tienen. Los sujetos explicaron que las pastillas rojas, amarillas y anaranjadas crearon un efecto estimulante, mientras que las azules y verdes produjeron un efecto tranquilizador.
Otra forma en que las empresas pueden utilizar el color a su favor, además de atraernos para una improvisada hamburguesa nocturna, es ahorrando dinero en facturas de calefacción. Según un artículo de Forbes (en inglés), pintar las paredes con colores cálidos hará que los clientes piensen que en el establecimiento hace algunos grados más de los que hay realmente.
Hay pruebas sólidas de la influencia del color: pero no te dejes engañar
Hay mucha pseudociencia en torno a la psicología del color, por lo que probablemente quizás sea mejor pecar de precavido antes de pintar toda la oficina de rojo o imprimir las facturas en rosa chicle.
Luego también tenemos el pequeño problema de que la adaptación del color mediante directrices genéricas ignora el hecho de que el color se basa a menudo en los gustos personales.
Todos tenemos diferentes preferencias y recuerdos asociados a los colores, así como diferencias culturales.
Y no es de extrañar que las investigaciones hayan encontrado que los hombres y las mujeres se sienten más atraídos por los colores asociados culturalmente a su propio género, algo que hay que tener en cuenta si el mercado al que se dirigen son todas las mujeres o todos los hombres.
Pero mientras que la ciencia todavía anda en arenas movedizas en este terreno (un meta-análisis de 40 estudios -en inglés- sobre psicología del color encontró resultados contradictorios y recomendó más investigación sobre el tema), nosotros nos hacemos una pregunta:
¿Realmente el rojo y el amarillo nos dan hambre? ¿O sólo nos hace pensar en una hamburguesa con queso?
Aún no entendemos lo suficiente sobre cómo funciona el cerebro para estar seguros. Hasta entonces, vamos a seguir buscando un logo de comida rápida de color verde.